Lo de los carteles no es nuevo

Los carteles no aparecieron tan sólo desde el lunes del asedio, algunos de ellos venían ya de bastante antes, apareciendo sin previo aviso o durando desde varias semanas a unas pocas horas. Es la prueba tangible de que la presión ejercida estos últimos días no es ni casual ni improvisada.

 

Uno de ellos decía: "1,2,3... La capilla del revés", justo después de que nosotros pusiésemos un cartel felicitando las navidades. Otro que duró bastante y que no supimos decir a qué respondía rezaba: "La capilla permanece ¿Hasta cuando? (Hasta que me canse)". Otra pintada en un baño, que no es un cartel, pero no deja de ser un buen medidor del nivel de acoso, ilustraba (y lo sigue haciendo, a día de hoy, en los baños de chicos de la planta baja) una iglesia en llamas con la frase: "Ardereis como en el 36". No nos tranquiliza que haya gente que quiera repetir la persecución de 1936, ni siquiera que se refiera a ella de esa manera.

 

Estos carteles ayudaron a mantener continuamente la presión sobre la capilla, y a recordar a todo el mundo que no cejan en su empeño.

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