Daños Colaterales

18-XI-2011

El pasado jueves tuvo lugar la huelga de educación convocada por la plataforma “Toma la Facultad”, y que paralizó durante unas horas las clases en la universidad.

Esta mañana la facultad apareció literalmente empapelada con la mayor cantidad de papeles jamás vista hasta la fecha, todos en contra de los alumnos y profesores que hubiesen decidido asistir a clases. Se podían leer mensaje como “eh, tío, no te engañen. VETE A CASA”, “Esto no va a quedar así…”, “defiende la educación” o “si no estás en la huelga eres Sllytherin”. También había uno que cortaba el acceso a la planta baja del edificio, junto al típico piquete estudiantil que ejerció bastante violencia verbal contra los alumnos que querían ir a clases (su táctica es formar un pasillo muy estrecho para que los que quieran pasar se sientan rodeados).

Además de estas acciones, se colocaron improvisadas barricadas en las escaleras para impedir el tránsito normal de estudiantes, profesores y PAS. Y un pasadizo que comunicaba la facultad de Estadística y aledaños con la facultad de Geografía e Historia fue bloqueada con contenedores en llamas. En la capilla se celebró sin incidentes la exposición del Santísimo por la mañana, sin embargo y por precaución, se cerró a partir de la 1 y cuarto por miedo a los violentos.

Pero la cosa, que no deja de ser grave, no se quedó aquí, puesto que hoy, por la mañana, tuvo lugar una concentración contra “el fascismo en la facultad”, en el cual los convocantes (anarquistas) incluían sin ningún ambage a la capilla y criminalizaban indirectamente a todos los que sostuviesen opiniones enfrentadas a la suya. Consecuencia directa de ello fue el bloqueo con silicona de la cerradura de la puerta exterior de la capilla, que también da al Museo Etnográfico de América, por lo cual en el día de hoy también ha permanecido cerrada.

La convocatoria de huelgas y manifestaciones, legítima dentro de un orden, ha servido para minar el derecho a la libertad religiosa de los estudiantes de la facultad, y ha forzado al cierre preventivo de la capilla por miedo a más sacrilegios. Ni siquiera en plena campaña electoral podemos respirar tranquilos.