Celebrando la Navidad

Cuando ya se acercaban las Navidades, algunos miembros del grupo de la capilla decidimos dar un toque navideño a la facultad.

 

No sabíamos muy bien que hacer, pero cuando se lo comentamos al capellán, nos dio una grata sorpresa: hacía un par de días había encontrado escondidos tras el mueble donde están las oraciones de ayuda y el buzón, una cartulina enorme y una bolsa con rotuladores de colores. Al principio no sabíamos quién podría haber dejado todo aquello allí y llegamos a temer que se tratase de material escondido por los grupos radicales para hacer de las suyas, sin embargo, a una compañera se le ocurrió que podía tratarse de un regalo hecho por un visitante de la capilla, estudiante de bellas artes, al que habíamos conocido hacía poco tiempo. Fuera como fuere, aquella cartulina y rotuladores abandonados parecían pedir a gritos ser útiles, por lo que el capellán nos dio permiso para usarlos. Entre todos, hicimos un cartel precioso que colgamos en el hall principal. En un lado podía leerse el mensaje ¡Feliz Navidad! y junto a él, habíamos dibujado a la Sagrada Familia. Sin embargo, mientras lo estábamos colgando, varios miembros de la UHP comenzaron a salir de su sede y a reírse. Yo me temí que nuestro cartel duraría menos de lo esperado pero, aun así, no lo quitamos, sino que lo afianzamos mejor. 

 

De vuelta a la capilla, nos encontramos con que el capellán había sacado una bolsa llena de muérdago, casitas y figurillas de animales y pastores. ¡Montaríamos un Belén! En seguida nos pusimos manos a la obra: varios compañeros prepararon una mesa al fondo de la capilla, mientras las chicas elegíamos el mantel con que la cubriríamos (elegimos uno con aires hebreos muy colorido), y entre todos comenzamos a organizar la escena: la Sagrada Familia en el centro, junto a la pared, rodeada por ángeles, pastores y ovejas, le pusimos un río con papel de albal (una compañera lo arrugó para que pareciese que tenía cataratas) y un puente sorteándolo. Un compañero trajo arena para cubrir el mantel y darle un aire más real, y echamos harina sobre los tejados de las casas y las figuras de las peñas. Para colofón, pusimos a un ángel pegado en la pared, sobre el Misterio y, sobre el ángel, la frase: “preparad el camino al Señor”. Huelga decir lo satisfechos y alegres que nos pusimos al ver lo bonito que había quedado el Belén y, durante algunos días, varios visitantes de la capilla trajeron más figuritas y más detalles para mejorarlo.

 

Al día siguiente de todo esto, mi compañero y yo nos acercamos a ver si nuestro cartel seguía en su sitio y, para nuestra sorpresa así era, aunque le habían salido dos competidores a cada lado: a su derecha uno decía "Feliz falsedad", escrita la "s" con el símbolo del dolar, y a su izquierda otro rezaba “Feliz navidad… a quien se la pueda costear”, adornado con un muñeco de nieve. Me dio mucha pena que los radicales ni siquiera permitiesen felicitar la Navidad pacíficamente, pero al menos no habían arrancado nuestro cartel y la gente podría seguir viéndolo…

 

A lo largo de aquella semana, el capellán nos comunicó su intención de realizar una campaña de Navidad: la campaña consistía en recaudar dinero, ropa y alimentos imperecederos destinados a las obras de las misioneras de Teresa de Calcuta y Cáritas. Nos pusimos inmediatamente manos a la obra, colgando carteles informativos sobre la campaña, entregando papeles en la entrada de la facultad, pasando con las huchas y aportando dinero, ropa y comida.

 

Desde el primer momento la campaña fue un éxito: apenas dos días después de empezar, un estudiante nos trajo muchísima ropa en perfecto estado, trajes, chaquetas, pantalones, camisas… Mi compañero y yo tuvimos que ayudarle a descargar toda la ropa de su coche y meterla en bolsas para cargarla mejor. En total llevamos unas doce bolsas y aún tuvimos que llevar cuatro o cinco trajes a parte para que no se arrugasen demasiado. ¡Aquello prometía! En los días siguientes, la sacristía se fue llenando cada vez más de bolsas con juguetes, comida y ropa. Otra estudiante entró una tarde en la capilla y nos preguntó cuándo podría traer unos peluches y, al día siguiente, trajo dos bolsas llenas. ¡Incluso tuvimos que ampliar los días de duración de la campaña! Al final recaudamos muchísimos alimentos, ropa y unos 600 euros que enviamos a las hermanas de la caridad y a Cáritas esa misma semana.

 

No podéis haceros una idea de la satisfacción y la alegría que nos invadió al haber contribuido a hacer un poquito más presente el verdadero espíritu navideño en la facultad, y es que la Navidad no consiste en “gastar mucho dinero” como dicen los radicales, sino en celebrar el Gran Acontecimiento del nacimiento de Nuestro Señor dándose a los demás de corazón.

           

Fotos